domingo, 1 de julio de 2007

Socialización: el caso de un niño lobo

Tal lo prometido el lunes 2/7, subo al blog la nota periodística sobre el niño lobo:


Falleció en la India un joven criado por lobos

NUEVA DELHI (AP). Lo llamaban Ramu, Bhaloo, Shamdoo y finalmente Pascual porque llegó en la temporada de la pascua y las monjas que se encariñaron con él lo consideraron un regalo especial de Dios: un niño-lobo para transformar en ser humano.

Durante años, a partir de su captura en 1976, fue conocido para los residentes locales como Ramu, un nombre común en la India. Pero había sido criado por lobos en el norte de Uttar Pradesh.

Ramu murió la semana pasada en un hogar católico para desamparados desahuciados después de vivir nueve años en la incómoda compañía de seres humanos. Hasta el final fue un patético extraño en ropas humanas, una criatura del crepúsculo fuera de su lugar.

Nunca aprendió a hablar. Se expresaba con gruñidos y era afecto a los juegos de lobos. Abandonó de mal grado la costumbre de comer carne cruda y en todo momento añoraba el bosque. Al principio atacaba a las gallinas pero más tarde se habituó a agitar los brazos como ala para mostrar que quería comer pollo… que siempre le servían cocido.

La crónica periodística de la India da cuenta de varios otros niños-lobo famosos, ninguno de los cuales llegó a ser humanizado por completo.

Ramu, que podría haber tenido entre 16 y 20 años cuando murió, fue tratado en un principio como un fenómeno y como potencial ayudante en las tareas de granja por el hombre que lo capturó y lo rescató de los mordiscos de sus tres lobeznos amigos, de acuerdo con el relato de una revista local.

Pero las misioneras de caridad de la madre Teresa lo mantuvieron alejado de la curiosidad del mundo exterior durante alrededor de nueve años. Las monjas rehuyen la publicidad y rara vez hablaron acerca del niño-lobo aullador e infeliz confiado a su cuidado en la época de pascua, razón por la cual lo llamaron Pascual.

Ramu murió en el hogar Prem Niwas de las hermanas cerca de Ludknow, en el estado de Uttar Pradesh, después de sufrir calambres estomacales hace dos semanas. El tratamiento médico al que fue sometido no surtió efecto y la causa de muerte no fue establecida.

No fue posible obtener un comentario de las monjas porque no poseen teléfono.

Tampoco se sabe si se realizó una autopsia, aunque cabe suponer que puesto que Ramu era un objeto de curiosidad científico los médicos habrían querido examinar su cerebro.

Era el segundo niño-lobo de ludknow llamado Ramu. El primero, más conocido por el público como atracción científica, murió en 1974. De acuerdo a diversas fuentes y relatos.



La historia de Ramu

Esta es la historia de Ramu, fallecido la semana pasada:


Un día de 1976 el humilde mercader Narsingh Badur Singh de la aldea de Narayanpur descubrió a un niño-lobo que jugaba con tres lobeznos en una foresta. Los tres animales corrieron a su madriguera pero Ramu, el menos veloz, quedó rezagado y presentó fiera resistencia con mordiscos y rasguños antes de ser dominado por el hombre, que lo llevó a su casa en una motoneta.

La criatura gateaba, tenía el pelo largo y apelmazado, sus dientes eran desparejos, con colmillos alargados, sus uñas estaban arqueadas como garras, sus manos, pies, codos y rodillas mostraban callosidades. En todo el cuerpo tenía cicatrices de combates selváticos por comida y supervivencia.

El hombre que lo capturó, o lo rescató, le dio el nombre de Shamdoo. Pero el niño-lobo rechazaba la compañía humana y únicamente jugaba con perros. Al caer la noche se mostraba inquieto y debía ser atado para impedir que siguiera a los chacales y lobos que merodeaban en torno a la aldea.

Lo atraía la carne cruda y con solo verla y olerla se le hacía agua la boca. Pero su padre de crianza era estrictamente vegetariano y lo obligaba a comer verduras, que el cautivo vomitaba.

Cada vez que podía el niño-lobo se escapaba de la casa, se metía en un gallinero de un vecino, cazaba un pollo y se lo comía crudo, según la versión de la agencia nacional United Press of India.

Los vecinos finalmente se quejaron de que no había lugar para el niño-lobo en una aldea humana. Singh lo llevó entonces al Convento de la Pequeña Flor de Belén en Sultanpur, cerca de Ludknow, la capital de Uttar Pradesh.

Las monjas trataron de enseñarle a bañarse, vestirse, usar el inodoro y adoptar otras costumbres humanas, pero no consiguieron vencer su resistencia y ferocidad. Lo entregaron a sus hermanas de Prem Niwas en Lucknow, donde comenzó el verdadero proceso de socialización. Las misioneras lo llamaron indistintamente Bhaloo (oso) y Pascual.

Pero el temperamento del muchacho era inestable, dócil por momentos, astuto o rebelde por otros. En ocasiones arrojaba el plato en el que le servían comida, que prefería devorar en el suelo.



"Falleció en la India un joven criado por lobos". En diario LA NACIÓN, 27/2/1985.